04 Feb
04Feb

En un Informe de Enrique Rivas, no vi a un líder frente al micrófono. Vi a un Enrique Rivas sin pasión, nervioso, actuando su papel sin carisma, sin llenar ese espacio. Vi a un Enrique que parecía más querer excusarse de aquello que no ha hecho. Dijo tantas veces “transparencia” que me llevó a recordar aquella frase de Daniel Peña al finado Benjamín Galván: “Es tan transparente que no se ve”. Una mentira tan transparente que todos podemos ver la realidad y la basura que se esconde detrás.

Se llenó la boca hablando de los valores de su administración: “honradez, lealtad, eficiencia, transparencia”. ¿Honradez? ¿Cuál honradez? ¿Se refiere acaso a las facturas fantasma, a las casas, a los relojes, a los viajes, al dinero derrochado en su imagen, en eventos cuyo costo-beneficio es tan alto y sólo sirven para enaltecer el ego del Alcalde?

¿Eficiencia, transparencia? ¿Dónde está el dinero que se gastó en comunicación? ¿Cuánto cuesta mantener la imagen pública del alcalde? ¿Cuánto cuesta mantener a la empresa “Efecto OW” para que trabaje, con dinero público, en la campaña de reelección? ¿Quién paga los viajes? ¿A qué asociaciones civiles se va el dinero mensual que se paga en ese rubro? Entre otras muchas cosas que quedan en la opacidad.

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